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D.O. La Palma

Sobre esta exuberante isla, la más occidental del archipiélago canario, los viñedos son pocos y están desperdigados , plantados en cualquier parte donde queda algo de espacio entre plataneros y otros cultivos.

La zona de producción amparada por la D.O. abarca toda la isla y se divide en tres subzonas claramente diferenciadas y delimitadas por los abruptos contrastes del paisaje y el clima.

Además de tintos, blancos y rosados jóvenes, y de los excelentes y tradicionales vinos de postre Malvasía. La Palma produce Vinos de Tea artesanales, que se expenden directamente de la barrica, bajo supervisión del Consejo Regulador (se llaman así a los vinos que se guardan en barricas de pino canario, cuyas resinas les transmiten unas cualidades singulares).

En la actualidad hay más de un millar de viticultores inscritos en los registros de la denominación, que cubre una superficie de 1.046 hectáreas.




Los viñedos fueron traidos a La Palma por los barcos mercantes que hacían escala en la isla en su camino hacia América, ya que gracias a su posición occidental obtuvo la licencia para avituallarlos. Desde entonces, los vinos Malvasía de Fuencaliente se han exportado; incluso fueron citados por Shakespeare.

Desde finales del siglo XIX, los viñedos han tenido que disputarle el terreno a las plantaciones costeras de plátanos, uno de los pilares de la economía de La Palma. Cualquiera de los dos cultivos prosperan en los ricos suelos volcánicos de la isla.


La D.O. La Palma se extiende por toda la isla y se divide en tres subzonas. Los viñedos suelen plantarse en una franja, a lo largo de la costa, aunque en altitudes que pueden variar entre los 200 y los 1.500 metros.

Fuencaliente se sitúa al sur de la isla; El Hoyo de Mazo en la parte más alta del centro; y Norte de Palma al norte. Esta última se divide, a su vez, con los viñedos del noroeste dedicados en gran parte a la producción artesanal de vinos de tea (ver Introducción).

Los suelos son ricos y fértiles, se asientan sobre roca volcánica y algunas áreas están cubiertas con arena volcánica. Los terrenos son ligeros, permeables, abundantes en nutrientes minerales y con un pH ligeramente ácido.


La Palma posee un clima templado subtropical. Las precipitaciones medias alcanzan los 400 mm al año, aunque existe un marcado contraste entre el norte y el sur de la isla y El Hoyo de Mazo, en el centro, con sus viñedos situados sobre las escarpadas pendientes volcánicas.

Los vientos y tormentas causan daños de forma ocasional.



En La Palma, los viñedos se suelen plantar en cualquier lugar donde puedan crecer, existiendo pocas pautas a la hora de ordenarlos. La mayoría de las variedades de uva que se cultivan son canarias: Gual, Bujariego y Sabro son un ejemplo de ello.

Los métodos de cultivo varían. Así, en la subzona central de El Hoyo de Mazo, rica en suelos volcánicos, las vides (principalmente Negramoll para vinos tintos) suelen ser plantadas en parcelas pequeñas, en hoyos o en trincheras que las protejan de los vientos predominantes. En la zona sur de Fuencaliente, la mayoría de las vides son Malvasía y crecen sobre las laderas, y a veces se las protege con montículos de piedras volcánica. En el norte, las vides se cultivan sobre espalderas o pérgolas, conocidas aquí como parrelles.

La vendimia se realiza desde mediados de agosto hasta noviembre. La producción actual por hectárea es de menos de una tercera parte de lo máximo permitido.


La mayoría de los vinos son fermentados en acero inoxidable, o en viejos toneles de madera, durante diez a catorce días. Sin embargo, una nueva tendencia es la fermentación de vinos de primera en barricas de roble francés (Allier). La fermentación malolácticano se realiza o es muy escasa. Asimismo, los vinos tintos del Hoyo de Mazo son elaborados mediante maceración carbónica. Fuencaliente continúa su producción tradicional de Malvasías y vinos dulces de elevada calidad.

En el noroeste de la isla, las diminutas bodegas talladas en la roca todavía elaboran Vinos de Tea. Estos vinos tintos, blancos y rosados se hacen con uvas autóctonas; son fermentados y envejecidos de la misma forma que se ha venido haciendo durante siglos: en grandes toneles de pino canario. En su interior, los vinos reposan durante años hasta que se oxidan (vino rancio). La resina de pino (denominada aquí tea) es la que da el nombre a los vinos y, según se dice, sus virtudes medicinales. El Consejo Regulador supervisa su producción, aunque no se venden aún como vinos de la D.O.




En La Palma se elaboran vinos tintos, blancos y rosados muy respetables. La mayor parte de la producción es de vinos jóvenes, aunque la normas de la denominación incluyen el envejecimiento.

En la subzona del Hoyo de Mazo son especialmente notables los vinos tintos, mientras que la de Fuencaliente produce alrededor de las tres cuartas partes de los vinos blancos de la isla, que son elaborados principalmente con uva Malvasía y pueden ser dulces o secos. Hay también vinos encabezados.

Los Vinos de Tea (ver Vinicultura) procedentes de los valles nebulosos y las antiguas bodegas del noroeste isleño están registrados ante el Consejo Regulador como un estilo específico de elaboración, aunque no pueden ser vendidos con la etiqueta de la denominación, pues se comercializan a granel.

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