Yecla, hunde sus raíces en la viticultura y hoy día la compagina con un importante esfuerzo inversor en la industria de muebles, se encuentra rodeada de casi 13.500 hectáreas de viñedo. Una tercera parte de estas vides están destinadas a la producción de vinos con denominación de origen.
Hacia la mitad de los años 80, una lenta revolución promovida por pequeñas bodegas privadas y cooperativas permitió el comienzo de la producción de vinos tintos utilizando equipamientos de acero inoxidable con control de temperatura. Gracias a este esfuerzo, aquellos vinos robustos de antaño han pasado a ser vinos más equilibrados donde la complejidad aromática prevalece.
El bajo rendimiento de las cosechas produce caldos concentrados de gran potencial . El número de viñedo inscrito en el Consejo Regulador va aumentado, lo que indica el interés de los bodegueros de la zona por producir vinos de calidad. Algunos de éstos han conseguido estar entre los más renombrados del mapa vinícola español y es precisamente en Yecla donde se sitúa una de las cooperativas más grandes de España.
Aunque no se puede hablar de la existencia de subzonas, destaca el distrito de Campo Arriba que produce uvas con un extracto más elevado que las del resto de la denominación.
Excavaciones arqueológicas realizadas en esta zona corroboran que Yecla lleva produciendo vinos desde hace dos milenios. Así aparece registrado en documentos del siglo XVI, aunque no fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando los viñedos crecieron hasta ocupar todo su territorio actual. Esta expansión se vio favorecida por los comerciantes franceses, que se trasladaron hacia el sur de España sorprendidos por las cualidades y calidad de estos vinos y tras los estragos que causó por aquel entonces la filoxera en los viñedos de su país.
La denominación de origen se obtuvo en 1975. Veinte años antes las bodegas ya habían comenzado a proclamar la calidad de sus caldos, que tomando un nuevo camino dejaban atrás los antiguos vinos robustos, para ofrecer nuevos e interesantes tintos embotellados, muchos de los cuales explotan el gran potencial de la uva Monastrell.
El área de cultivo, que se extiende por todo el interior del municipio de Yecla, se encuentra completamente rodeada por otras denominaciones de origen: Jumilla al sur y oeste, Almansa al norte y Alicante al este.
Se trata de una zona de transición entre la meseta y el Mediterráneo, y está rodeada por un anillo de montañas bajas y sierras, donde los viñedos se sitúan en altitudes que oscilan entre los 400 y los 800 metros sobre el nivel del mar. La propia ciudad de Yecla se levanta en su interior, en una pequeña cumbre de la sierra.
El suelo es bueno, con una base de caliza, un subsuelo espeso con presencia de carbonatos y una superficie arenosa con formaciones de arcilla. Es pobre en materia orgánica pero bastante sano, profundo y con adecuada permeabilidad.
El clima de Yecla es mediterráneo continental, con veranos muy calientes (temperaturas máximas en torno a los 38º-39º) e inviernos suaves. La helada y el granizo pueden provocar problemas ocasionales, mientras que el viento fuerte aparece en muy contadas ocasiones. Las lluvias son más abundantes en primavera y otoño, con frecuencia en forma de aguaceros tormentosos.
Las vides están plantadas siguiendo un modelo rectangular, con una densidad que varía entre las 1.100 y las 3.200 vides por hectárea. Monastrell es la variedad de uva más plantada, junto a otras uvas nativas como es el caso de la Garnacha, Tempranillo, Merseguera, Macabeo y Aíren.
Casi un cuarto de los viñedos son orgánicos y la vendimia, por lo general, comienza el 20 de septiembre.
Los vinos tintos, rosados y blancos de Yecla son fermentados en depósitos de acero inoxidable. Sólo los tintos, incluidos los vinos jóvenes, sufren una completa fermentación maloláctica. Pero algunos de ellos se elaboran por maceración carbónica. Todos fermentan bajo control de temperatura, lo que significa que este proceso se hace más exacto año tras año, gracias también en gran medida a la continua inversión en nuevos equipos que realizan las bodegas.
La D.O. Yecla autoriza una amplia variedad de estilos: tintos, blancos y rosados, espumosos y robustos. Los tintos jóvenes hechos a partir de Monastrell y los Crianzas realizados de la uva Tempranillo, y con quizás algo de Cabernet o Merlot, son los que atraen la mayor parte de la atención de la exportación.
También hay ocasionalmente otras variedades de vinos. Así, una parte de los tintos son envejecidos para dar lugar a Reservas o, incluso, Gran Reservas. Los vinos de licor, procedentes del jugo de la uva sin fermentar y estabilizado mediante la adición de alcohol, suelen ser elaborados a partir de la uva Monastrell cosechada tardíamente, similar al estilo del Garnatxa valenciano.
Hacia la mitad de los años 80, una lenta revolución promovida por pequeñas bodegas privadas y cooperativas permitió el comienzo de la producción de vinos tintos utilizando equipamientos de acero inoxidable con control de temperatura. Gracias a este esfuerzo, aquellos vinos robustos de antaño han pasado a ser vinos más equilibrados donde la complejidad aromática prevalece.
El bajo rendimiento de las cosechas produce caldos concentrados de gran potencial . El número de viñedo inscrito en el Consejo Regulador va aumentado, lo que indica el interés de los bodegueros de la zona por producir vinos de calidad. Algunos de éstos han conseguido estar entre los más renombrados del mapa vinícola español y es precisamente en Yecla donde se sitúa una de las cooperativas más grandes de España.
Aunque no se puede hablar de la existencia de subzonas, destaca el distrito de Campo Arriba que produce uvas con un extracto más elevado que las del resto de la denominación.
Excavaciones arqueológicas realizadas en esta zona corroboran que Yecla lleva produciendo vinos desde hace dos milenios. Así aparece registrado en documentos del siglo XVI, aunque no fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando los viñedos crecieron hasta ocupar todo su territorio actual. Esta expansión se vio favorecida por los comerciantes franceses, que se trasladaron hacia el sur de España sorprendidos por las cualidades y calidad de estos vinos y tras los estragos que causó por aquel entonces la filoxera en los viñedos de su país.
La denominación de origen se obtuvo en 1975. Veinte años antes las bodegas ya habían comenzado a proclamar la calidad de sus caldos, que tomando un nuevo camino dejaban atrás los antiguos vinos robustos, para ofrecer nuevos e interesantes tintos embotellados, muchos de los cuales explotan el gran potencial de la uva Monastrell.
El área de cultivo, que se extiende por todo el interior del municipio de Yecla, se encuentra completamente rodeada por otras denominaciones de origen: Jumilla al sur y oeste, Almansa al norte y Alicante al este.
Se trata de una zona de transición entre la meseta y el Mediterráneo, y está rodeada por un anillo de montañas bajas y sierras, donde los viñedos se sitúan en altitudes que oscilan entre los 400 y los 800 metros sobre el nivel del mar. La propia ciudad de Yecla se levanta en su interior, en una pequeña cumbre de la sierra.
El suelo es bueno, con una base de caliza, un subsuelo espeso con presencia de carbonatos y una superficie arenosa con formaciones de arcilla. Es pobre en materia orgánica pero bastante sano, profundo y con adecuada permeabilidad.
El clima de Yecla es mediterráneo continental, con veranos muy calientes (temperaturas máximas en torno a los 38º-39º) e inviernos suaves. La helada y el granizo pueden provocar problemas ocasionales, mientras que el viento fuerte aparece en muy contadas ocasiones. Las lluvias son más abundantes en primavera y otoño, con frecuencia en forma de aguaceros tormentosos.
Las vides están plantadas siguiendo un modelo rectangular, con una densidad que varía entre las 1.100 y las 3.200 vides por hectárea. Monastrell es la variedad de uva más plantada, junto a otras uvas nativas como es el caso de la Garnacha, Tempranillo, Merseguera, Macabeo y Aíren.
Casi un cuarto de los viñedos son orgánicos y la vendimia, por lo general, comienza el 20 de septiembre.
Los vinos tintos, rosados y blancos de Yecla son fermentados en depósitos de acero inoxidable. Sólo los tintos, incluidos los vinos jóvenes, sufren una completa fermentación maloláctica. Pero algunos de ellos se elaboran por maceración carbónica. Todos fermentan bajo control de temperatura, lo que significa que este proceso se hace más exacto año tras año, gracias también en gran medida a la continua inversión en nuevos equipos que realizan las bodegas.
La D.O. Yecla autoriza una amplia variedad de estilos: tintos, blancos y rosados, espumosos y robustos. Los tintos jóvenes hechos a partir de Monastrell y los Crianzas realizados de la uva Tempranillo, y con quizás algo de Cabernet o Merlot, son los que atraen la mayor parte de la atención de la exportación.
También hay ocasionalmente otras variedades de vinos. Así, una parte de los tintos son envejecidos para dar lugar a Reservas o, incluso, Gran Reservas. Los vinos de licor, procedentes del jugo de la uva sin fermentar y estabilizado mediante la adición de alcohol, suelen ser elaborados a partir de la uva Monastrell cosechada tardíamente, similar al estilo del Garnatxa valenciano.
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