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D.O. Rías Baixas


Desde que esta zona consiguiera la categoría de Denominación de Origen en 1988, sus afrutados vinos blancos han experimentado un espectacular éxito que ha dado un aire de optimismo a la producción vinícola gallega.

En sus 3.599 hectáreas inscritas, la uva Albariño es la principal variedad de la denominación, con la que se elaboran exquisitos vinos aromáticos, con una boca amplia, compleja y una intensa vía retronasal.

La profunda modernización tecnológica de la zona ha supuesto también una gran influencia para otras denominaciones de origen de Galicia. Tanto las más modernas cooperativas como los viticultores artesanales que elaboran vinos a pequeña escala en las adegas (bodegas, en gallego) están produciendo vinos complejos, de excelente calidad.

El éxito obtenido en los mercados por el Albariño ha animado a los viticultores a experimentar con las crianzas y el envejecimiento en depósito, en madera y en botella. Dos nuevas zonas de cultivo fueron incorporadas a la denominación en los años 1996 y 2000. Por este motivo, y porque otras subzonas comenzaron a producir durante esta década, la producción de vino se ha incrementado de forma considerable.



Se considera que la uva Albariño fue introducida en el siglo XII por monjes cistercienses (Monasterio de Armenteira) procedentes del Rhin. Aunque otras teorías mantienen que pasó a través de Portugal, adonde llegó, procedente de Grecia, en barcos ingleses.

Las subzonas de Rosal y Condado poseen una larga historia de elaboración de vino y tienen sus propios estilos tradicionales. Salnés, por el contrario, comenzó a producir variedades procedentes de la Albariño más recientemente, vendiendo el vino en pequeñas cantidades para su consumo local en bares y restaurantes.

En 1988, las Rías Baixas fueron nombradas Denominación de Origen después de un periodo de intensa replantación que continuó hasta finales de 1990.




La D.O. se divide en cinco subzonas, cuatro de ellas en la provincia de Pontevedray una al sur de A Coruña. Val do Salnés, en el bajo valle del río Umia y centralizada en Cambados, una histórica ciudad costera situada en una península, es una zona suavemente ondulada y el viñedo se asienta tanto en laderas poco pronunciadas de diferentes orientaciones como en terrenos llanos. Es rocosa, con terrenos aluviales.

Más al sur, a lo largo de la frontera este-oeste con Portugal y en la cuenca más baja del Miño, se encuentra O Rosal, que se extiende tierra adentro hasta la ciudad de Tui. Los viñedos forman aquí terrazas en las orillas del Miño, que se abre para formar un estuario. Los terrenos son aluviales.

El Condado do Tea, en el oeste, se extiende desde Tui a lo largo valle del Miño hasta encontrarse con la D.O. Ribeiro. Su orografía es mucho más accidentada, integrada por una serie de pequeños valles fluviales formados por diminutos ríos. Granito y pizarra cubren la superficie.

Dos subzonas más lejanas han sido incorporadas recientemente: Soutomaior, justo al sur de la ciudad de Pontevedra fue registrada en 1996, y Ribera de Ulla, al norte de Pontevedra, en la provincia de A Coruña, registrada en el 2000. Los suelos de Soutomaior son ligeros y arenosos, cubiertos con granito, mientras que Ribera de Ulla posee principalmente terrenos aluviales.



El clima atlántico, con inviernos húmedos y con brumas marítimas, varía entre las diferentes subzonas. En general, la pluviometría es elevada y las temperaturas son suaves, con máximas que no suelen sobrepasar los 30º C y mínimas que tan sólo en diciembre y enero se acercan a los 0º C.

Las zonas más frías son Ribera do Ulla y Val do Salnés, dada su posición cerca de la costa. La más cálida es Condado do Tea, con temperaturas ocasionales que pueden rondar los 40 grados, aunque también posee inviernos fríos con frecuentes heladas y con lluvias superiores a los 2.000 mm. O Rosal es bastante cálida, pero también es un área templada gracias a la influencia de la costa.

Los fuertes vientos pueden ocasionar problemas a los viñedos, particularmente para aquellos se encuentran en la cara oeste de la costa. Las heladas, el granizo y el calor del verano también pueden producir complicaciones.


Hasta doce variedades de uvas locales son permitidas por la D.O. Rías Baixas aunque, una de ellas, la Albariño, representa el 90% de los viñedos. Otras variedades recomendadas son Treixadura, generalmente mezclada con Albariño en el Condado de Tea; Loureira Blanca, una variedad de uva local de alta calidad asociada a la zona de O Rosal; y la Godello, plantada recientemente de nuevo en esta denominación después del éxito logrado en otras zonas de Galicia.

Las vides se plantan sobre pérgolas de granito llamadas parrales con el objetivo de protegerlas de la humedad y darles mayor cuerpo gracias a la luz solar del verano. Sin embargo, en la actualidad los viticultores están experimentando con el sistema de cortina doble (sin empalizamiento de vegetación pero sí de brazos), aunque muchos de ellos están ya pensando en emplear en el futuro la recolección mecánica. Las producciones son relativamente altas comparadas con otras áreas productivas de España.

La vendimia varía según las subzonas: comienza a mediados de septiembre (entre el 15 y el 19) en O Rosal y en Condado de Tea; entre el 20 y el 25 en Val do Salnés y Soutomaior, y a finales de mes en Ribeiro do Ulla.

Alrededor de 500 hectáreas de viñedos son cultivadas en la actualidad de forma ecológica


El control de la temperatura y la cuidadosa vendimia han revolucionado la producción vinícola de la Rías Baixas. Las uvas son entregadas a las bodegas tan rápido cono es posible para evitar la oxidación. El control de la temperatura puede comenzar con agua helada hinchando la prensa neumática y continúa con la fermentación maloláctica. Este es el procedimiento habitual para los vinos ligeramente afrutados.

Hay también una cierta tendencia hacia la fermentación en barricas, para lo que se está realizando una considerable inversión en nuevos barricas de roble americano y gallego. Esta fermentación que realizan algunos bodegueros de sus blancos albariños ha sido y es uno de los mayores éxitos de esta denominación en los últimos años, obteniendo de este modo vinos untuosos y con larga vida por delante.

El control por ordenador de la maquinaria ha contribuido a que se haya producido un espectacular salto en la calidad de los vinos de esta zona en los últimos veinte años. Las mejores bodegas limitan su primer prensado a veinte gramos para asegurar que la uva más madura produce su primer mosto de flor.

Por otro lado, hay un constante esfuerzo para mantener lo mejor de las técnicas artesanales. Así, por ejemplo, muchos productores cultivan su propia levadura natural para la fermentación.


Alrededor del 99% del vino producido es blanco. Hay hasta seis tipos diferentes que están basados en la uva Albariño.

Las diferencias climáticas y geográficas, así como el tipo de uva, convierten a los vinos de las diferentes subzonas en genuinos y con características propias. Así, la variedad Albariño produce en Val do Salnés un vino fresquísimo con un sabor a melón que permanece en el paladar. Los vinos de O Rosal, por su parte, tienden a tener un sabor ligeramente dulce, con reminiscencias a melocotón, mientras que los de Condado de Tea tienen más cuerpo y menos fruta.

Cada una de las cinco subzonas elabora también sus propios vinos en los que una mayoría de uva local es mezclada con otras: el de Val do Salnés está alaborado con un 70% de Albariño; el de Condado de Tea tiene un 70% de Albariño o Treixadura; el blanco de O Rosal un 70% de Albariño o Loureira; y el de Ribera de Ulla, 70% de Albariño mezclado con otras uvas.

Los vinos blancos reconocidos por la Denominación de Origen son variedades elaboradas con al menos el 85% de uvas de la misma variedad.

Los vinos tintos también son reconocidos por la denominación, aunque se elabora mucha menos cantidad.

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