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Noticias de las diferentes Denominaciones de Origen

D.O. Vinos de Madrid


En el verano de 1990, el área vinícola de Madrid, que se extiende al sudeste y al sudoeste de la ciudad, fue elevada a la categoría de Denominación de Origen. Desde entonces se ha venido realizando un gran trabajo para alcanzar una alta calidad en los vinos y responder así a la explosión del nuevo mercado que estaba surgiendo en Madrid.

Los viñedos inscritos en la D.O. se reparten por un total de 54 municipios, mas la finca denominada El Encín, en Alcalá de Henares. A su vez, la zona de producción, que comprende 11.411 hectáreas, se divide en tres subzonas con características peculiares: Arganda, Navalcarnero y San Martín.

Cada subzona produce diferentes tipos y calidades de vinos. El vigor de las bodegas y el mercado absorbente de la capital, Madrid, estimulan el continuo desarrollo de la D.O.

Los vinos de estas áreas han sido muy poco conocidos a nivel nacional pero, actualmente, con el apoyo y asesoramiento del Consejo Regulador, se está llevando a cabo un gran esfuerzo de promoción, paralelo al de mejora de la producción, y se va afianzando así poco a poco la imagen de la D.O. Estos cambios se ven reflejados en el mercado, donde el número de referencias crece paulatinamente con la presencia de vinos de calidad.



La tradición vinícola del área de Madrid se remonta al siglo XIII, época en la que los tintos de esta zona eran ya reconocidos por su robustez. Durante muchos siglos, la región vinícola fue conocida como Tierra de Madrid.

La primera denominación oficial fue en 1984, cuando a la región le fue concedida la Denominación Específica (D.E). Finalmente, la Denominación de Origen llegó en 1990.



Hay tres subzonas diferentes en la D.O. Vinos de Madrid, todas ellas a altitudes comprendidas entre los 522 y 800 metros; cada una tiene su propia carácter y su propio terreno.

Alrededor de la mitad de los viñedos se sitúan en Arganda, la subzona más extensa (51% de los viñedos), en 26 municipios del sudeste de Madrid. La zona se extiende hacia el sur y los viñedos se asientan preferentemente sobre arcilla y greda, formando terraplenes que descansan sobre granito con una buena cantidad de tierra calcárea.

Al oeste y sudoeste de Madrid se sitúa San Martín (35% de los viñedos), al sur de la Sierra de Gredos. Más al sur se encuentra la última subzona, Navalcarnero (14% de viñedos), ya en la meseta. Ambas hacen frontera con Méntrida, la D.O. del noroeste de Castilla-La Mancha. En San Martín son más abundantes los suelos pardos sobre subsuelo granítico, mientras que los de Navalcarnero son suelos sin carbonatos, bajo en nutrientes, y se extienden sobre un subsuelo de tierra y arcilla; sin embargo, retienen muy bien el agua.


Las tres subzonas de Vinos de Madrid poseen un clima continental, con muchas horas de luz solar y temperaturas extremas. Las lluvias varían según la subzona, aunque por lo general son escasas, aparecen sobre todo en primavera y otoño y suelen ir asociadas a vientos del sudoeste. San Martín, influenciada por la sierra, es la subzona más húmeda, recibiendo 658 mm de lluvia cada año; Navalcarnero recibe 529 mm; y Arganda, en la zona este, solamente 461 mm.

El calor extremo del verano y los gélidos inviernos son con frecuencia un problema para el desarrollo de los viñedos, al igual que el granizo.


Las variedades de uva cambian de una subzona a otra: en Arganda predominan Malvar y Tinto Fino (Tempranillo); en San Martín, Albillo y Garnacha; y también Garnacha en Navalcarnero. Por otro lado, están empezando a desarrollarse Syrah y Moscatel de Grano Menudo al haber sido autorizadas por el Consejo Regulador.

Los viñedos se distribuyen de diferentes formas para sacarles el mayor partido posible al espacio y suelos disponibles. Asimismo, la densidad de las vides varía entre 900 y 4.000 por hectárea. Desde hace poco tiempo todos los viñedos (99%) son cultivados de forma libre. Han comenzado a desarrollarse los cultivos ecológicos.


Muchos productores madrileños emplean todavía equipos de hormigón, pero el acero inoxidable ya está muy extendido. El control de temperatura es habitual, no así la fermentación maloláctica, pues muchos productores desean mantener acidez extra en sus vinos blancos y rosados. Para los tintos, la fermentación maloláctica se utiliza en todos los casos.

Las bodegas tienen capacidad para elaborar vinos tintos Gran Reserva y blancos de Crianza. Algunas de las más prestigiosas bodegas están convencidas de que el futuro se encuentra en este tipo de vinos. Se están empezando a realizar algunos interesantes trabajos con la variedad Syrah.


En la actualidad, la mayoría de los Vinos de Madrid son tintos jóvenes, blancos y rosados. Hay también algunos tintos de Crianza, espumosos y los tradicionales sobremadre, que son vinos fuertes fermentados con sus lías y que permanecen en depósitos por un período máximo de seis meses.

Los mejores vinos blancos de Arganda son ideales para su posterior crianza. Por su parte, Navalcarnero tiene vinos tintos jóvenes y buenos rosados.


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